¿Sabías que el miedo hace que no disfrutemos de la ciudad? ¿Que ya no queramos participar en reuniones, ir con amigas y amigos a centros comerciales y compartir? Tener miedo a hacer estas cosas es una consecuencia del acoso callejero.
Actividad 3.3
Testimonio de acoso callejero
Te voy a contar el testimonio de Lu:
- No pedí ser mujer, nací así y nunca luché contra eso, solo lo acepté, ha de ser porque me sentí cómoda con serlo. A los siete años de edad ni si quiera tenía claro qué significaba eso de ser mujer, desde pequeña mis papás me dejaron vestir como yo quería, jugar los juegos que me llamaban la atención, jamás me encasillaron en colores ni me impidieron hacer cosas por mi sexo. A los 7 años esperaba de madrugada que pasara por mí el bus del colegio, siempre acompañada de mi papá. Llegaban por mí, y éramos, junto a otra niña un poco mayor que yo, las primeras en subirnos al trasporte escolar. Me gustaba ir pegada a la ventana viendo la calle, me gustaba ver cómo amanecía. Sí, me gustaba hasta ese día. Un rojo de los semáforos que comenzaban a activarse a eso de las 6:00 a.m. hizo que el bus se detuviera en una calle. Yo con la mirada fija a través de la ventana, identifiqué a un hombre que se reía conmigo. No entendía por qué, me miraba y sonreía. El tipo seguía viéndome, se movía de manera extraña, bajé la mirada y tenía en sus manos su pene, el tipo se tocaba, sonreía. Tuve miedo, dejé de ver y me escondí en el sillón del bus. Quería llorar, pero si lloraba iban a preguntarme qué pasaba y yo sentía vergüenza. Parece que nacer mujer en esta sociedad, trajera implícito tener que recibir comentarios sobre nuestra apariencia, miradas morbosas y manoseadas. No pedí ser mujer, pero me gusta serlo, y tengo el derecho a no tener miedo por eso.
Reflexión:
¿Cómo te hace sentir este testimonio?
Escribe lo que sientes en tu cuaderno de trabajo.
¡Saca la voz!
Pregunta a seis amistades sobre lo que pueden y lo que no pueden hacer en las calles.
Pregunta a tres hombres y a tres mujeres, así podrás comparar las respuestas.
- ¿Qué no te dejan hacer en las calles, por ser una mujer u hombre joven?
- ¿Cuándo sales a la calle importa la forma en que te vistes? ¿Por qué importa?
¿Sales sola o solo a la calle? ¿Por qué? Si prefieres ir con compañía, ¿quién te acompaña? ¿Por qué? - ¿Crees que a todas las personas se les permite por igual hacer las mismas cosas en la calle?
- Cuando sales a la calle, ¿a qué le tienes miedo? Apunta las respuestas en el “diario de experiencias” y compáralas. ¿En qué se parecen las respuestas? ¿Cuáles son las diferencias?
- ¿Qué puedes concluir de esta pequeña investigación? Comparte tus conclusiones con tus amigos y amigas de las redes sociales.
- Registra los resultados de tu indagación en tu cuaderno de trabajando diferenciando las respuestas de los tres hombres y de las tres mujeres.
Es importante que entendamos que mujeres y hombres deben apropiarse de los espacios públicos para desarrollar relaciones interpersonales y sociales SIN VIOLENCIA.
Lo público es el espacio de y para todas las personas. Donde se puede expresar, hablar, marchar, participar en política, reunirse con amistades y demás. Entonces, ¿qué pasa si dejamos de hacer todas estas cosas porque nos acosan?
Te cuento que hablar de la violencia en los espacios públicos, es importante porque se relaciona con otras actividades que tienen que ver con: ciudadanía, democracia, derechos humanos, participación y acción colectiva.
Te voy a explicar qué es cada una de estas palabras:
Ciudadanía es reconocer por ley, que todas las personas tienen los mismos derechos. Democracia es una forma en la que el pueblo toma decisiones de país a través de las instituciones del gobierno.
Derechos humanos son las atribuciones que se reconocen en cada persona: todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Participación ciudadana se refiere a participar en la toma de decisiones públicas, decisiones que afectan a las personas.
Acción colectiva hace énfasis en el hecho de que las personas se comunican, organizan y actúan para lograr algo todas juntas.
La seguridad ciudadana es la condición personal de encontrarse libre de violencia o amenaza de violencia o despojo intencional por parte de otro.
Es decir que tú, como yo, Lila y todas las personas, tienen derecho a estar en los espacios públicos libremente para socializar y entablar relaciones interpersonales como la amistad y el compañerismo.
Actividad 3.4
Definamos reglas
Tanto mujeres como hombres debemos exigir que las calles sean para todas las personas por igual. Deben existir reglas que nos garanticen igualdad y que no exista violencia, ni violencia contra la mujer, ni acoso callejero.
¿Cómo podemos contribuir a definir estas reglas?
Vamos a hacer un pacto de convivencia. Estará formado por esas reglas a las que nos comprometemos respetar para usar los espacios públicos con respeto y sin violencia. El pacto tendrá dos partes: reglas para respetar a las personas y exigencias que hago para que me respeten.
Te comparto algunas de mis reglas y exigencias:
Reglas para respetar a todas las personas cuando voy por la calle:
- Cuando vaya por las calles no veré de forma lasciva a nadie.
- Si voy en el bus, respetaré el espacio de cada persona.
- Exijo que cuando vaya por la calle nadie me vea lascivamente.
- Exijo que si voy en el bus nadie me toque sin mi consentimiento.
Exigencias para que me respeten cuando voy por las calles y los espacios públicos:
¿Cuáles son las tuyas? Escribe en tu cuaderno de trabajo tus propias reglas y exigencias.
Compártelas con tus amistades. Platica sobre ellas.
Mitos sobre el acoso callejero
Los mitos son historias ficticias, no reales. Los mitos sobre el acoso callejero son ideas absurdas sobre las que se justifica el acoso callejero, algunos de estos mitos son:
1.
“Eso le pasa solo a las mujeres ‘bonitas’”.
La belleza es relativa. A todas nos ha pasado: alguien nos dijo algo en la calle tan rápido que ni les dio tiempo de ver si somos bonitas o no, según ellos.
2.
“Si las mujeres no dicen nada es porque les gusta”.
Hay varias razones por las cuales las mujeres no respondemos al acosador: nos da miedo y esto nos lleva a creer que es mejor ignorarlos a enfrentarlos.
3.
“A las mujeres no les molesta el acoso cuando el hombre que lo hace es ‘guapo’”.
No nos importa cómo se ve el acosador, ni si lo consideramos guapo o no. Al acosarnos violenta nuestros derechos y eso nos molesta.
4.
“Las mujeres tienen la culpa porque se visten para atraer a los hombres”.
Nada justifica la violencia, ni la vestimenta. Es posible que recibas acoso aunque vayas con falda, short, pantalón, suéter, cuello de tortuga, camiseta...aun así puedes ser acosada, sin importar cómo vas vestida.
5.
“Es la naturaleza de los hombres molestar a las mujeres”.
Esta forma de violencia no es naturaleza de los hombres y las personas en general. Es una conducta APRENDIDA desde la niñez, por lo tanto puede modificarse y eliminarse.
6.
“Lo hago para halagarlas, para hacerles saber lo bonitas que son”.
“Es solo un piropo no es acoso”.
El piropo es acoso. Los halagos nunca vienen de un extraño, sino de alguien que te conoce y tiene tu consentimiento. El acoso callejero, viene generalmente, de alguien a quien no conoces.
7.
“Es solo un comentario. Si no les gusta, pueden elegir no hacerle caso y seguir con sus vidas”.
No podemos cerrar los ojos ante la violencia. Por ejemplo, si te roban no vas a ignorarlo y “seguir con tu vida”, sino que tratas de buscar justicia. El acoso callejero es una violencia que debemos enfrentar y eliminar.
8.
“Si se visten así es porque quieren que los hombres les digan cosas”.
Cada persona decide cómo vestirse, y nada justifica la violencia.
¿Cómo enfrentar el acoso callejero?
Chicos:
Si eres testigo de acoso callejero, exige respeto y SACA LA VOZ:
Chicas:
Exige respeto y SACA LA VOZ respondiendo ante el acoso. Así expresaremos malestar y podremos ayudar a que el acoso deje de ser visto como algo natural, considerando lo siguiente: